Google te conoce, claro que lo hace. No ha dejado de mirarte desde hace ya varios años y no pretende abandonar esa costumbre. Aunque suene enfermizo (tal vez lo sea), no puede evitarlo. En realidad sólo quiere lo mejor para ti o, bueno, tal quiera lo mejor para sí mismo. Quiere conocerte para aconsejarte, para recomendarte aquello que más te conviene, tal vez nuevas experiencias que seguro se ajustan a tus intereses. Siendo así: “¿Cómo no pudo predecir que ese chico no me convenía? ¿Eramos tan diferentes? ¿Acaso Google no sabía que se pasaba las noche buscando guarrerías en internet?” Jovencita anónima en la edad del pavo. Vaya que si lo sabía…Y no, Google no pensaba avisarte del recurrente entretenimiento…